Chocolates Valor; placer adulto.
Cuando te acarician suavemente, tu cuerpo se relaja, sientes escalofríos y tu cerebro reacciona provocándote un incontrolable placer, casi tanto cómo cuando comes chocolate Valor.
Chocolates Valor; placer adulto.
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo y que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándote de su muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que te se caiga al suelo y se rompa. Te regalan la tendencia a comparar un reloj con los demás relojes.
No te regalan un reloj, tú eres el regalado.
No estaría mal tener memoria de pez. Así, cada vez sería la primera vez. Aprenderías algo y lo olvidarías. Todos los días la mirarías con ojos nuevos. Cualquier cosa sería lo nunca visto. No tendrías malos recuerdos y vivirías la primera vez una y otra vez. Pero no, no somos peces, ni falta que hace.
Supongamos que cada mañana te encuentras 1440 euros. Puedes regalarlos, divertirte con ellos o quemarlos, pero los que no uses al final del día desaparecerán. Así funciona la vida. La diferencia es que lo que te encuentras cada mañana no son 1440 euros... son 1440 minutos. Piensa bien que vas a hacer con ellos.
Hay muchos de ellos viviendo entre nosotros, en diferentes lugares. Míralos andar por la ciudad, como si no se dieran cuenta de esas cualidades que los hacen tan especiales. Míralos como se mueven, como destacan entre la multitud. Son seres especiales que pueden hacer cosas imposibles para el resto. Tú notarás su presencia porque están entre nosotros; a tu lado.
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